El servicio a los demás

Richard Barrett crea un modelo que se subdivide en 7 niveles, que pasa del “yo” al “nosotros”.

Como seres humanos experimentamos un proceso de dependencia hacia la independencia. Y Abraham Maslow lo describe en su pirámide de necesidades. La cual se centra en las necesidades del individuo. Barrett por su lado, estas necesidades las detalla en sus primeros 3 niveles de consciencia.

Muchas personas para sentirse plenos, necesitan transformarse, es decir, tener un crecimiento personal, aprender, evolucionar y no quedarse estancados. ¿Qué sucede si llenamos un envase con agua y lo tapamos? Luego de un tiempo, esa agua, que antes significaba vida, salud, que podía saciar nuestra sed. Empieza a pudrirse, a llenarse de bacterias, virus, parásitos. Y es muy distinto si dejamos que el agua fluya. Pensemos que este mismo recipiente ahora recibe un afluente constante de agua, y también tiene una salida (drenaje) constante, que permite que el agua caiga sobre un jardín. Esta agua genera más vida en este jardín, vida que florece. 

Vemos la diferencia entre quedarnos estancados o ser seres que trascienden, que fluyen y alcanzan y tocan otros seres. Algunos seres humanos, cuando piensan solamente en sí mismos, no logran sentirse plenos, satisfechos. Y vemos muchas personas que a pesar de haber alcanzado, fama y fortuna, se sienten solos, vacíos y sin felicidad. Lo cual es paradójico, porque la gran mayoría de las personas al preguntárseles que necesitan para ser felices, dicen “dinero”.  Lo cual no es del todo cierto.

Entonces luego de lograr la independencia, es importante avanzar hacia interdependencia. Es decir, comienza una visión del “nosotros”, a tener una visión y misión compartidos. Se comienza a pensar en alcanzar una “vida con propósito”. Barret llama a este nivel Cohesión interna. Y es el número 5 dentro de sus niveles de consciencia.

El 6to nivel es “haciendo la diferencia”, es decir, sentirse útil, formar parte de algo más allá de nosotros mismos. Y finalmente el 7mo. Nivel es el servicio. Buscando dejar un legado, a trabajar por las generaciones futuras.  

Todo esto provoca un sentimiento de plenitud completa en la vida del ser humano. Y el servicio no es solo pensar en “grandes obras de caridad”. Es cómo sirvo a mi familia, a mis amigos. El papa Francisco mencionó en una homilía “a quien va a Misa todos los domingos y toma la comunión, se le puede preguntar: “¿Y cómo es tu relación con tus empleados? ¿Les pagas en negro? ¿Les pagas el salario justo? ¿También depositas las contribuciones para la jubilación y para el seguro sanitario?”. Lo que quiere decir que la caridad no es buscar tranquilizar nuestra consciencia, sino la mirada y actitud de Cristo hacia el prójimo. 

Usar nuestros talentos para lograr crecer nuestro dinero no es avaricia. El dinero no es más que un medio para satisfacer nuestras necesidades y lo más importante es lograr obtener las metas que nos propongamos. Y el servicio puede ser una de esas metas. Entre más recursos logremos, más podemos apoyar.

Todos conocemos de casos que requieren apoyo. Uno de los apostolados que requieren de recursos es la Congregación de las Hermanas de Bethania, CVD.  Quienes apoyan asilos de ancianos, comedores de personas pobres, educación para niños de escasos recursos entre otros. Con presencia en países como Guatemala, El Salvador, Bolivia, Colombia, Venezuela, México y Estados Unidos.

Si están interesados en conocer más acerca de su labor, para mayor información: +502 5455 2450 con Sor Marina o https://www.facebook.com/amigosdebethaniacvd